Es caminar por calles y hacer un viaje al pasado a una ciudad Medieval amurallada; entrar a los Pirineos es un festival de nieve y monumentos históricos. Es visitar iglesias románicas y pueblos de cuentos de hadas.

Es el placer del paladar en un ambiente extraordinario, disfrutando de las mejores tapas y cañas. El sabor de esta zona de España es un estandarte de orgullo y tradición que está dispuesto a conquistarte.

Es visitar la estación de esquí de los Reyes de España, 153 kms de pistas esquiables, 7 km de esquí de fondo a 1,500 metros sobre el nivel del mar. Y si quieres descansar del esquí, puedes viajar en un clásico trineo jalado por perros.